martes, 14 de febrero de 2012

Historia de piratas Nazaret Santana Rodríguez 2ºC





No entendíamos de donde salia aquella canción que nos revolvía las entrañas.
- ¡ Mal rayo! -dijo Morgan-, qué sucede, es normal que los piratas robemos tesoros pero siempre he escuchado historias de maldiciones por coger tesoros de otros. Pero en este caso este pirata no lo necesita pues ya no es sino un manojo de huesos.
Uno de los piratas del grupo que tartamudeaba del miedo dijo:
- Le tengo miedo a los muertos y respeto, lo mejor es salir del bosque y llegar a la playa donde con un bote alcanzaremos el barco y pondremos rumbo a otro lugar.
- Jajajaja, tenle miedo a los vivos, ¿ qué te va a hacer este saco de huesos?
Todos se rieron y dos de ellos arrastraron el cofre hasta la orilla de la playa.
Intentamos abrir el cofre pero era imposible y decidimos llevarlo al barco y abrirlo allí. Cada uno imaginó lo que habría dentro.
Al llegar al barco nos sentimos a salvo pero una sensación rara invadió el aire. Era el sentimiento de la desconfianza, todos nos sentíamos dueños del tesoro y no queríamos compartirlo.
Como yo era el pinche de cocina me mandaron a preparar la cena, cosa que hice de muy mala gana, pues yo también era dueño de aquel cofre.
Este cofre aun sin abrir había acabado con la amistad, unión y juramento de los piratas.
Esa noche oscura en la cual hasta el mar estaba atento a cualquier movimiento todos se espiaban, en un abrir y cerrar de ojos estaban enfrentados los seguidores de Morgan con los del Garfio, llamado así por su mano.
-¡Morgan! ¿ qué quiere coger y por qué está en la proa?
-Lo mismo que tú pero se quedara con el cofre el que quede vivo.
- No lo dudes Garfio, mis hombres acabaran con tu tanda de borracho y verás como me quedaré con todo el oro del baúl.
Se escuchaban los sables, las espadas y los lamentos de los muertos.
Al cabo de un rato bastante lago se hizo el silencio y solo se escuchaba el batir del mar contra el casco de barco.
Todo había acabado, se habían matado entre ellos por un cofre que no sabían lo que tenía.
Salí de mi escondite y mireé a mi alrededor, solo cuerpos sin vida y se escuchó de nuevo esa canción que salió de aquel cofre maldito. Con todas mis fuerzas lo empuje hasta el borde del barco y lo lancé al fondo del mar.
-¡Húndete!, donde nadie te pueda encontrar.

Dácil Hernández 2ºC Historia de piratas.‏


Allí había un animal salvaje que aullaba entre las hojas mientras buscaba comida .
Entonces, cuando casi apareció entre las hojas y todos vieron su sombra, no sabían que hacer.
-Vamos ya de esta isla, me da miedo -dijo Merry.
-No nos iremos de aquí hasta que sepa lo que es esa sombra-dijo Silver.
-Yo tengo miedo y no quiero saber qué se esconde ahí-dijo Merry.
Al final cuando nos dirigíamos hacia el barco para marcharnos el animal se tiró sobre Silver, y nos dimos cuenta de que era una cebra pero lo que no nos explicamos era quien lo había dicho. Cuando miramos arriba ya era demasiado de noche y no pudimos ver nada, pero cuando subíamos al barco, una espada se clavó en el árbol donde habíamos amarrado el barco; nos dimos la vuelta y vimos a dos hombres pálidos y con cara triste que desde que los vio Merry los reconoció y dijo que él los había encarcelado hacia cinco años y ellos le dijeron que había llegado su venganza.

martes, 7 de febrero de 2012

DANIEL MARRERO HERNÁNDEZ 2ºA (ISLA DEL TESORO)


Pero esa voz no era de una persona de carne y hueso. Esa voz era de un esqueleto, el dueño del tesoro concretamente, había escondido su tesoro en el bosque con el  fin de que nadie lo encontrase y quiere que siga siendo así. Los piratas seguían corriendo, con todas sus fuerzas, atravesando las ciénagas del bosque, los acantilados, y demás zonas peligrosas que tenían que batir para llegar al barco. Llegando a la playa (donde se encontraba el barco para salir de la isla del tesoro) el esqueleto logró alcanzar a el tesoro, pero en una pelea que duro muchísimo tiempo, ganaron los piratas; finalmente, se metieron todos en el barco, junto con todo el botín. Cuando iban a salir, el esqueleto les propuso un trato… Ellos se podían quedar con todo el botín, que perteneció al esqueleto, y a cambio ellos le tenían que dar algo. Pero todo lo que tenían los piratas era ron, comida, agua ardiente… No le podía dar eso, ya que el esqueleto no puede ni comer ni beber. Un pirata del bajo mando vio en la proa un esqueleto de mujer, se lo dijo a su capitán, y se lo dieron para que el esqueleto tuviera compañía. Y así, el esqueleto y los piratas pudieron disfrutar de sus regalos, los piratas se convirtieron en personas importantes, y el esqueleto no volvió a molestar a nadie que naufragara en esa isla, ya que estaría demasiado ocupado con su nuevo acompañante…

Una historia de piratas.Natalia Pérez Suárez 2ºC

Los piratas disponiéndose a marcharse volvieron a escuchar esa dulce voz  "Quince hombre sobre el baúl del muerto y una botella de ron…" entonces este fue el momento en el que salimos corriendo olvidándonos de la anterior teoría. Atravesamos el bosque hasta llegar a la playa sin mirar atrás por temor de que esa voz desconocida nos siguiera.
Pero lo cierto era que ni en el barco estábamos seguros, esa voz nos perseguía como culpándonos de haber robado el tesoro.
-Teníamos que haber esperado al capitán-. Dijo Merry.
-¡Me estas echando la culpa, si la culpa es tuya y de tu avaricia!-. Dijo Silver.
La discusión se alargó un poco, pero nuestro problema se encontraba justamente allí, en la bodega junto a unos barriles de ron. ¿Qué haríamos  con el tesoro?
No queríamos devolverlo pero algo me decíaque si nos lo quedamos la voz que ahora oímos será el menor de nuestros problemas.
Tras haber pasado una noche muy larga, sin apenas dormir, decidí salir a cubierta para coger aire y aclarar las ideas con un buen vaso de ron. Al cabo de unos minutos recordé una historia antigua que hablaba sobre un tesoro maldito como este, en ella se contaba la forma en la que se podía romper la maldición; yo , pensando que no tenía nada que perder decidí probar; asique cogí un farol y comencé a adentrarme en el espeso bosque, una vez localizado la entrada a la cueva donde habíamos encontrado el tesoro comencé a repetir la canción que en la historia contaba. Tras asegurarme de que había hecho el ridículo tal y como contaba la historia volví al barco para poner rumbo a lo desconocido.

Pablo Ramos Rodríguez 2 C La Isla del Tesoro

Al final decidimos seguir, y no echarnos atrás.Avanzamos lentamente y con mucha cautela por el bosque, siguiendo el mapa. Más adelante, volvimos a escuchar ese estribillo de la canción, que decía con voz amistosa y fantasmagórica: "….Quince hombres sobre el baúl del muerto…." ¡Yujujú, y una botella de ron…"
-Seguro que es Flint-. Volvió a decir Merry.
-¿Quién es Flint?- pregunté con miedo.
Los piratas no me contestaron, y seguimos el camino. Cuando estábamos casi al final del camino, se volvió a oír el estribillo de la canción, y de repente, apareció un fantasma delante de nuestras narices y dijo:
-Hola amigos. El capitán del "Holandés Errante", con sus 32 hombres se os han adelantado en el camino. Os tenéis que apresurar si queréis el botín.
-Ves, os dije que era Flint-Entonó orgulloso Merry.
-Flint, ¿porqué has estado cantando ese estribillo durante todo el camino?-preguntó Silver.
-Porque de esos 32 piratas, han muerto 15, debido a las trampas de la cueva "El baúl del muerto", que lleva hasta el tesoro,-respondió Flint, ahora daos prisa y seguid vuestro camino.
En un abrir y cerrar de ojos, el fantasma desapareció de nuestras narices. En el camino los piratas me respondieron a la pregunta que antes, les había hecho. Según me contaron, fue unos de sus amigos, que murió en un naufragio a bordo de "La Calavera Negra".
Al final del camino, encontramos la cueva, "El baúl del muerto", y entramos en ella, pero no sin antes, hacer unas antorchas. Estaba tan oscura como la boca de un lobo. A medida que íbamos avanzando, nos íbamos encontrando cadáveres de los piratas del "Holandés Herrante", numerosos esqueletos…En la mitad de la cueva, oíamos unas voces lejos, que decían:
-Vamos muchachos, seguid.
-Seguro que es el capitán-contestó Morgan.
Cada vez era mas oscura, y las antorchas solo quedaba la mitad de ellas. Seguimos y empezamos a divisar unas pequeñas luces al fondo de la cueva. Corrimos hacia ellas, y al llegar, habíamos alcanzado a los piratas. Nuestra tripulación empezó a eliminar a todos. Cuando acabó la lucha, cogimos el tesoro y salimos rápidamente de la cueva.
Al salir de esta, corrimos hasta la playa, y allí, cogimos nuestro barco y zarpamos rumbo a nuestros hogares. En el barco, lo celebramos por todo lo alto, y brindamos por la recompensa y le dimos gracias a Flint, por ayudarnos a lograr el tesoro.

Raúl Siles Glez. 2 C. La isla del tesoro.

…Todos se levantaron y cogieron a tientas sus bártulos. Morgan, no podía ir deprisa, porque su pierna, no le ayudaba, tenía una pata de palo. Y… comenzaron a correr, por la espesa arboleda, sin pensar que dejaban detrás la canción del pirata.
Cuentan que en uno de sus abordajes, a un barco con bandera portuguesa, en las aguas del caribe, tuvieron un incidente. Recuerdo, que siendo yo un niño, mi abuelo contaba que al chocar con el barco, los viejos bucaneros, Morgan y Flint acompañados de su tripulación y de su inseparable amigo, el mono "Gurú", casi no cuentan que están vivos. Éste cae al mar, en esas aguas cálidas y susurrantes, detrás se ve volando como un ave rapaz, a Morgan, quién intenta salvar a su mono. Dicen que en medio de las brazadas que daba Gurú, Morgan se da cuenta que justo al lado izquierdo, se veía reflejada una sombra en forma de aleta, y pensó:
-         Uhhhhh, qué miedo, es el tiburón blanco.
Morgan, sin pensarlo dos veces, cogió por la cabeza a Gurú, y lo lanzó a la escotilla de uno de los cañones del viejo barco. En este preciso momento, sintió un desgarrador mordisco en su pierna izquierda. El dolor era tan intenso, que perdió el conocimiento. Dicen que cuando despertó, después de haber pasado una semana, sólo recordaba la triste mirada de su amigo.

Al mirar hacia detrás, para buscar a Morgan, volvimos a escuchar:
-         Aaaay la vida del pirata… y la botella de ron….

Nos paramos en seco, y abriendo los ojos como los de los ratones, vimos de frente a Flint, quien tenía una botella de ron, y una sonrisa, donde asomaba una de sus paletas por el negro bigote.
No supimos qué hacer, si correr, gritar… sólo mirábamos y éste como si estuviese loco, seguía cantando.
De repente paró, y dirigiéndose a Morgan, le dijo:
-         ¿Qué paso viejo amigo?
Morgan, inmovilizado, no hablaba, sólo miraba. Pasado un instante, contestó:
-         ¿Eres tú?, ¿estás vivo? ¿cómo te salvaste? ¿Dónde haz estado?
Flint, se acercó y con un gran abrazo rodeó a un viejo compañero de viaje.
Llegada la noche, nos habíamos acostumbrado a escuchar la historia de Flint, quien tuvo que luchar contra todo un ejército, saltar muros, atracar barcos, para poder llegar a ser libre. Contó que después de ver caer a Morgan al agua, lo tomaron prisionero y lo encarcelaron.
Al día siguiente, volvimos a la orilla, donde estaban los barcos y tomamos rumbo a la isla negra, donde se encontraba el tesoro del Sultán.

Silvia Cabrera Rodríguez /2C/ UNA HISTORIA DE PIRATAS

-Será alguien que quiere gastarnos una broma, alguien real, de carne y hueso.
Decía Silver, una y otra vez hasta que los piratas no tuvieron más
remedio que levantarse y seguir adelante a pesar de su espanto.
Pero unas horas más tarde, volvió a suceder:
"Quince hombres sobre el baúl del muerto...
¡Yujujú, y una botella de ron!
Pero con la diferencia de que esta vez esa voz en vez de fuerte, aguda y temblorosa, era dulce, suave y delicada, por lo que esta vez, los piratas no se asustaron, sino que se extrañaron.
-¿Cómo puede cambiar una voz tan amarga e inquietante a otra tan dulce y relajante? –dijo Merry.
 Nadie pudo responder esa pregunta, no solo porque ninguno de los que estaba allí sabía responderla, sino porque esa no era su mayor preocupación. La voz sonaba cada vez más cerca y esta vez seguía cantando una y otra vez el mismo estribillo, los piratas ahora sí que estaban muertos de miedo,¡Hasta a Silver le temblaban un poco las piernas!, y no era por esa voz dulce, también era por la voz amraga, ¡parecía que cantaban las dos a la vez¡.
Cada vez estaban más y más cerca, hasta que se viraron hacia atrás.

-¡Si son unos niños¡-dijeron sorprendidos todos los presentes, solo
se trataba de unos niños perdidos en el bosque que cantaban esa
canción como otra cualquiera. Todos se echaron a reír del alivio de que no fueran unos fantasmas que venían a atormentarlos.
-Unos niños,¡solo unos niños!-decía unos de los piratas con tono de alivio.
Todos estuvieron de acuerdo en irse de esa isla para llevar a esos dos hermanos a su hogar, y cuando por fin se alejaban de esa isla...
-¡Volveremos, volveremos a por ti¡ -decían todos a la isla alegres y
contentos de no haber hecho un nuevo amigo...Flint.

Gara González Díaz 2ºC Una historia de piratas.

Nosotros algo cansados logramos salir del bosque, pero lo que no nos imaginábamos era que habría más sorpresas ya que cogimos el camino equivocado y ahora para llegar a nuestro barco tenemos que pasar por arenas movedizas, una charca de cocodrilos, un barranco donde las piedras se desprendían solas y atravesar una cueva con murciélagos.
Les digo:
 -Bueno tenemos que llegar al barco como sea así que ¡Adelante muchachos!
Merry algo asustado aún dijo: 
-Pero Jim, ¿Tú estas loco? ¿Cómo vamos a pasar todo eso? ¡No llegaremos vivos!
-Jim tiene razón Merry, tenemos llegar como sea, así que vamos.
Al final todos nos pusimos en marcha.
Logramos pasar las arenas movedizas, y nos subimos a una gran montaña de la cual se veía nuestro barco.
-Mirad es nuestro barco 'Calaveras'.
Y los demás contentos empezaron a gritar: ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!
Pero Silver rápidamente dijo: 
¡Esperad, aún falta un montón para llegar! Así que dejaros de tonterías y empezad a caminar...
Tras haber cruzado las arenas movedizas, la charca de cocodrilos y el barranco donde la piedras se desprendían solas, ya solo nos quedaba atravesar la cueva con murciélagos.
Una vez allí encendimos unas antorchas de la pared y empezamos a caminar.
Merry asustado me dijo:
 -Jim, ¿Cuánto nos falta para llegar?
Yo  respondí: 
-Ya no debe de faltar mucho. ¡Mirad! ¡Veo luz! Por aquí, ¡Seguidme!
Al final llegamos al barco y empezamos a gritar: ¡Bien! ¡Lo conseguimos!
Morgan dijo:
 ¡La verdad  es que ha sido una aventura espectacular! 
Y los demás dijimos en coro:
¡Cállate Morgan! ¡Anda, camina!
Pero no pudimos aguantar la risa y nos empezamos a reír.
Yo dije: Bueno, ¡Esto hay que celebrarlo!
Y esa noche mientras navegábamos nos pusimos a celebrarlo.  

Héctor Sánchez Rodríguez 2ºA Poema al amanecer


Al despertar,

observé desde mi ventana

La Luna desaparecer.

No sentía nada,

no escuchaba a nadie,

no aparecía el sol,

no había nubes en el cielo.

Los edificios despertaban

las paredes bostezaban.

Por fin salió el Sol, resplandeciente como un diamante.

Por fin salió el Sol, alumbrando todo el cielo.

Cambió el día,

salí de mi habitación feliz como una perdiz.

Hacía tanto calor

que se me derretían las manos,

los rayos del sol atravesaban mi cuerpo

parecía que me estaban clavando clavos.

Erin Amador 2º A UNA HISTORIA DE PIRATAS


Morgan, junto con los demás piratas, se levanta del suelo de un brinco, recoge sus pertenencias y se encamina junto a los demás hacia el barco.
- ¡¿Pero qué hacéis, cobardes?! - exclama Merry, sin moverse del sitio.
 - ¡¿Cómo nos has llamado?! - grita Morgan, abalanzándose sobre Merry -. ¡No te atrevas a llamarme así, cerdo!
- ¡Ehhh! ¿Pero, qué....? ¡Ya verás! - De repente, la situación se convierte en un auténtico gallinero: puñetazos, patadas...
 Para colmo, los demás piratas animan la pelea y arman un enorme estruendo:
- ¡Ahaa! ¡Jo, jo, jo! ¡Ehhee!
Silver hace un pequeño intento por detener la pelea, pero resulta en vano.
- "...Quince hombres sobre el baúl del muerto...
¡Yujujú, y una botella de ron!..."
De repente, todo queda en silencio, los piratas parecen petrificados y sus caras se van tornando blancas lentamente. A lo lejos, se vuelve a oír un ruido, y todos giramos la cabeza en esa dirección esperando ver algo... Nada, los árboles nos lo impiden. Entonces, la canción, se oye de nuevo:
- "...Quince hombres sobre el baúl del muerto...
 ¡Yujujú, y una botella de ron!..."
Tras pasar unos minutos, los piratas consiguen reaccionar. Recogen sus pertenencias rápidamente e intentan caminar aprisa hacia el barco, a pesar de los tembleques de sus piernas.
- ¡Daos prisa! - Exclama Silver, mientras me levanta bruscamente del suelo, agarrándome por el hombro -. Esto no puede ser nada bueno...
- ¡Es por ahí! - Indica Merry, señalando hacia un claro visible a lo lejos.
Todos empezamos a caminar apresuradamente. De repente, oímos un ruido y miramos a nuestro alrededor...Nada. Morgan, víctima del miedo, saca su pistola y empieza a disparar hacia todas direcciones:
- ¡Largo, vete! ¡ Maldita sea, largo demonio!
Los disparos cesan y todo queda en silencio. Entonces, por cuarta vez, la canción se vuelve a oír:
- "...Quince hombres sobre el baúl del muerto...
 ¡Yujujú, y una botella de ron!..."
Silencio. Se oyen pasos, primero lejanos y suaves. Reviso con la mirada, estamos todos: Silver, Morgan, Merry.... Los pasos no son nuestros. Entonces, se empiezan a oír cada vez más fuertes, pasos largos, cada vez más cerca...
- ¡Corred, estúpidos! ¡Corred! - Grita Silver.
Todos corremos, una bruma espesa nos impide ver, corremos desorientados. Los pasos se acercan, se oyen crujidos, ramas y hojas pisoteadas, nuestra respiración entrecortada, cada vez más y más fuerte. Un golpe. Un grito ahogado.
- ¡ Ahh!
Es Morgan, su pierna ha quedado atrapada bajo una roca. Merry, consigue difícilmente sacarlo. No puede caminar, así que lo lleva a la espalda. No hay tiempo... Seguimos corriendo, nuestras piernas parecen cada vez más pesadas, nuestros pasos se vuelven torpes y parece que damos vueltas en círculo...
Sin saber cómo, conseguimos llegar a la playa. Los pasos del extraño se detienen en seco, parece que ya no nos sigue. Al menos, no oímos ningún ruido que nos lo indique. Sólo se oyen los gemidos de Morgan. Divisamos el barco a lo lejos y, en la orilla, la pequeña barca. El último tramo. Al llegar a la barquita, los piratas agarran los remos y reman con fuerza hacia el barco. Nadie mira atrás.
Ya dentro del barco, sin dar explicaciones a los demás piratas, zarpamos apresurados.
- ¡Arriad velas! ¡Arriad velas! - Grita Silver desesperado.
Ya en altamar...
No sé que pasó en aquella isla, aquellas pisadas, la canción. Aún resuenan en mi cabeza. Han pasado cosas extrañas, inexplicables...Nadie ha vuelto a hablar de ello. Se oyen muchas leyendas sobre esa isla, dicen que está maldita, que allí habitan epíritus que vagan eternamente...Nunca sabré qué era, pero no volveré para descubrirlo.

Romén Pérez 2º A La Isla del Tesoro


Pero no era cierto lo que suponía mi compañero Silver; entre la inmensidad del bosque surgió otra vez esa canción horripilante. Tanto yo como mis compañeros, nos tiramos al suelo temiendo que una criatura paranormal surgiera de la maleza y nos atacara. Pero no paso así, esa criatura, ser humano o fantasma esperaba que el miedo nos consumiera. 
-¡No nos asustemos, seguramente es la rata inmunda de Flint! –dijo Merry.
Nadie le hizo caso,  debido a que seguimos allí parados y asustados.  Al cabo de una hora Silver tomo la iniciativa y empezó a andar hacia las profundidades del bosque.
Surgió una niebla misteriosa  de color verdusco,  empezó otra vez la misteriosa y horripilante canción que nos horrorizo a todos.  Apareció frente a nosotros una figura espectral.
-Jajajajaja,  los grandes piratas del sur asustados como conejos, los esperaba desde hace 20 años,  esperaba mi venganza y aquí esta.- dijo el espectro.
En ese momento,  Flint el supuesto canalla, saltó hacía el espectro blandiendo una espada de oro brillante,  que tenía escrito: el poder de los piratas del sur.

Irene Pérez 2º A Una historia de piratas

Los aterrorizados piratas se pusieron en marcha para salir del tupido bosque. Una rama crujió y todos se volvieron para ver, al fin, a quien con tanto esmero habían estado escudriñando:
-          ¡Pero qué grata sorpresa! –dijo Flint.
-          ¿Por qué has estado cantando? –preguntó Merry con brusquedad.
-          No he estado cantando. Además, si cantase, ¿qué tendría de malo? –inquirió Flint.
-          Te hemos estado buscando. ¿Dónde te habías metido? –expresó Silver.
-          Estaba curioseando unas plantas que vi y cuando me di la vuelta vosotros ya os  habíais marchado. –explicó él.
Todos estaban meditabundos. Si era verdad que él había cantado ese pernicioso estribillo, ¿por qué no lo reconocía? Y en caso de que dijera la verdad…
-          En marcha. No hay tiempo que perder para salir cuanto antes de esta isla. –refunfuñó Silver.
-          ¿Por qué esta repentina partida? –curioseó Flint.
-          Calla y camina. Nos espera un pedregoso camino hasta la playa. –fue la respuesta de Merry.
Siguieron el sendero hasta que divisaron la dorada y fina arena bajo sus pies. Continuaron caminando hasta que una pequeña barca apareció ante ellos.
-          Hemos llegado. –anunció Morgan respirando con dificultad.
Cogieron los remos e introdujeron la barca en el mar. Luego subieron y empezaron a remar por turnos hasta llegar al lado del barco. Merry silbó muy fuerte y Lewis se asomó por estribor. Tiró una escalerilla y sujetó las resistentes cuerdas de la que estaba hecha. Después de un rato todos habían llegado arriba sin muchas dificultades.
-          ¿A dónde nos dirigimos ahora? –preguntó Lewis.
-          A un lugar lejos de aquí. No debemos tardar mucho en llegar o de lo contrario nos quedaremos sin alimentos. –informó Silver.
El sol dibujaba un bonito panorama reflejado en el agua cristalina del mar, pero los ocupados y jadeantes piratas no pudieron admirarlo. Pronto elevaron el ancla y pusieron rumbo a un lugar desconocido…       

Diana Hernández 2ºA La isla del tesoro.

-¿Silver, cómo puedes estar tan seguro? –preguntó Morgan con voz queda.

-No lo estoy –contestó él.  Pero será mejor que lo averigüemos pronto pues, si lo es, no vaya a encontrar el tesoro antes que nosotros. Eso sí que sería para matarse aquí mismo, y no una simple cancioncilla. Adentrémonos en el bosque y no perdamos más tiempo.

-¿Crees que es buena idea? –preguntó Merry.

-Sí. Y si no nos damos prisa, mañana no será uno de nuestros mejores días. ¡Vamos, deprisa! – se impacientó Silver.

Todos le seguimos. Todos asustados hasta lo más hondo de nuestro cuerpo. Sin saber qué pensar. Inseguros.

Andando sin rumbo fijo, entre los árboles, encontramos un rincón donde pasar la noche. Alrededor del fuego planeamos lo que haríamos al día siguiente. Un tesoro escondido. Aquella canción… 
Todo aquello empezaba a amontonarse en mi cabeza y, cansado, me acosté sobre aquel manto húmedo y verde.

Cuando abrí los ojos pude ver la luz de la luna. Incluso desde donde nos encontrábamos, hacia el centro de la isla, se oía el ruido del mar. Todos estaban dormidos. Las ramas de los árboles dibujaban figuras extrañas en las sombras. Quise cerrar de nuevo los ojos, cuando volví a oír aquel estribillo:

"…Quince hombres sobre el baúl del muerto…"

¡Yujujú, y una botella de ron!…"

Me puse en pie de un salto y corrí hacia ningún sitio. Grité asustado y los piratas despertaron de su sueño. Sobresaltados me preguntaron qué pasaba.

-¡Alguien ha cantado el mismo estribillo! –dije asustado. Lo he oído por allí, venía de detrás de los árboles –añadí.

Los piratas se miraron los unos a los otros, temblorosos.

-Ya lo había dicho yo, ¡es Flint! –gritó Merry asustado.

Silver se quedó en silencio, pensativo; intentando buscar una explicación lógica sobre quién podría haber sido.

-Me temo que el fantasma de Flint no quiere que encontremos su tesoro –dijo Silver.

-Sigamos adelante –propuse. No le tengamos miedo a algo que no es de carne y hueso.

-Cómo se nota que no has pasado por esto, muchacho –me dijo Morgan en voz baja.

No supe qué decir. Esperaba que alguien dijese algo antes de volver a decir algo que les pareciese una locura.

-Jim tiene razón; sigamos adelante –dijo Silver.

Tras pensárselo dos veces, el resto de los piratas hicieron caso a Silver y recogieron sus cosas. Antes de que amaneciera ya habíamos emprendido rumbo hacia donde Silver, aseguraba que estaba escondido el tesoro.

Héctor Sánchez Rodríguez 2º A isla del tesoro



Decidimos volver al barco, nos dimos la vuelta y cesó la voz; echaron a correr, yo los seguí.
-¡No puedo más…!gritó Merry cansado.
-¡Sssssss, no grites que nos va a escuchar! -Le susurró Silver.
-¿Quién? -Le preguntó Merry.
- Flint -le dijo Silver, y al pronunciar el nombre se reanudó la canción:
"… quince hombres sobre el baúl del muerto…
¡Yujuju, y una botella de ron!..."
-¡Ya os lo dije! -Gritó Merry con voz atemorizada.
- Tenías razón -le dije.
Corrimos todos sin rumbo, yo aproveché que me conocía el camino al barco y me escapé con el barco; mientras que allí salió un esqueleto, empezó a matar piratas, tanto que aquello parecía la matanza de Texas. A lo lejos escuché decir a Morgan:
-Maldito Jiiiiiiiiiiimmm.


Natalia Jiménez Rodriguez 2ºA La isla del tesoro


Tardaron en virar ya que tenían tanto miedo que no se atrevía nadie a levantarse del suelo. A continuación Silver se dio la vuelta y durante unos segundos no pudo respirar: Tenía un fantasma enfrente de él; caminó despacio hacia atrás asombrado por la presencia de aquel tenebroso fantasma, después de respirar hondo pudo pronunciar unas palabras:
-¿Qui-qui-quién eres?- Dijo Silver tartamudeando a la vez que gritaba.
-…Soy Patrick.
De repente Merry llegó corriendo al lado de Silver atraido por los extraños gritos de su amigo.
-¿Qué pasa?- Dijo Merry sin darse cuenta de la presencia de Patrick.
-El…-dijo Silver señalando a Patrick.
A Merry casi se le salen los ojos de las órbitas cuando vio a donde señalaba Silver, y a continuación gritó hasta que no le quedara más aire:
-¡Salgamos de aquí!
No pasaron cuatro segundos cuando ya habían virado.
Silver y Merry se abrazaron, nunca habían tenido tanto miedo. En ese instante Patrick se puso otra vez a cantar "Quince hombres sobre el baúl del muerto…" "¡Yujujú y una botella de ron!...".
Silver y el resto de los piratas quedaron inconscientes después de sus gritos desconsolados.

Una historia de Piratas Rubén Pablo Jorge Díaz 2ºA

De repente se oían pasos detrás de nosotros, estuvimos atentos por si ocurría algo malo. De repente, vimos unas sombras moverse por los árboles; no era una persona, sino varias personas. Las reacciones de mis compañeros eran bastantes sorprendentes, unos se tiraron al suelo, otros empezaron a llorar disimuladamente y otros se agarraban a los árboles que más cerca les pillaban.
De pronto, la canción volvió a resonar entre los árboles, haciendo así que mis compañeros se asustaran más.

-"Quince hombres sobre el baúl del muerto... ¡Yujujú, y una botella de ron!"

La canción sonaba cada vez más fuerte, y yo cada vez me asustaba más, pero no igual que mis compañeros. Fue entonces cuando ecordé un consejo que me había hecho mi capitán:
-"Cuando te enfrentes a lo que más miedo te da, ya no le tendrás miedo a nada" - me dijo mi capitán.

Entonces me acerqué adonde más sonaban las voces y entonces vi aquellas sombras. Entonces dije:

-¡No os tengo miedo! ¡Salid cobardes!

Pero la canción sonaba más fuerte y las sombras se movían cada vez más rápido. Entonces fue cuando me metí entre las sombras y dos personas se chocaron conmigo. Bueno, no eran exactamente personas, eran... esqueletos.

Fue entonces cuando mis compañeros se alarmaron y nos separamos por toda la isla. Nunca los volví a encontrar.

lunes, 6 de febrero de 2012

Ilenia Arocha Alonso 2ºA. Una de piratas



-Ahora sí que la hemos hecho buena, Silver- Dijo Merry.
La tensión se palpitaba en el ambiente. De pronto, se oyeron unos pasos acercándose hacia Silver y Merry, no podían estar más asustados, cuando por sorpresa alguien o algo le había puesto la mano encima del hombro a Silver.
Los pelos de la nuca se le erizaron, el corazón parecía un caballo desbocado. La mano o lo que quiera que fuese, era frío como los pies de un muerto y a la vez cálida como la piel de un humano. Eso le desconcertó bastante, puesto que el solo conocía a una persona con esas características.
-¿Quién o qué eres? Preguntaron los dos muchachos a coro, sin siquiera voltearse a mirar.
-Silver, parece mentira que no me reconozcas después de tanto tiempo a mi lado.- Dijo una voz ronca.
-¿Jack? ¿Eres de verdad tú?- Dijo Silver muy sorprendido.
Jack era un medio hombre medio droide, ya que una vez en un naufragio interestelar Jack por poco casi muere, un doctor llamado Heins Doffensmirz, no recuerdo muy bién, fue el único médico capacitado y capaz de operar semejante desastre. La única manera de salvarle la vida fue implantarle órganos y medio cuerpo de droide.
-Por fin habéis encontrado el maldito tesoro del viejo- Dijo Jack
Todos los hombres de Silver estaban atónitos en el suelo.
-Es, es, es Jack, por fin ha vuelto- Dijo una voz temblorosa proveniente de uno de los hombre de Silver.
Todos corrieron hacia él, en estampida, hacia Jack, en especial Etam.
Etam era el compañero inseparable de Jack, hasta que Jack desapareció en aquel abordaje. Etam, era una bolita rosa y flotante.
Así la historia acabó, todos felices y compartiendo ese inmenso tesoro, y bebiendo ron añejo, de los mejores de las bodegas de Jack.
Comieron felices y bebieron ron perdices.

Pablo Palomar Concepción 2ºA La isla del tesoro



El miedo nos pudo y tuvimos que salir de allí a toda prisa. Caminamos sin rumbo durante un buen rato. La oscuridad cada vez se iba haciendo más profunda. Decidimos acampar en un terreno alejado de los árboles. Encendimos una hoguera y el cansancio nos adormiló.
De repente, en medio del silencio aterrador, la voz volvió a retumbar en nuestros oídos:
"...Quince hombres sobre el baúl del muerto...
¡Yujujú, y una botella de ron!..."
Me desperté sobresaltado, como todos los que tenía a mi lado. Intentamos intuir de donde venía esa voz. Vimos una pequeña silueta entre la oscuridad.
-¡Por las barbas de Neptuno! Es el esqueleto -gritó Silver.
La silueta se nos acercaba a una velocidad increíble. Todos estábamos aterrados menos Merry.
- ¡Argh! Ya estoy harto de esta maldita isla -gritó.
Cogió su alfanje, se acercó al esqueleto y, en un abrir y cerrar de ojos, lo dejó tumbado en el suelo. Todos los huesos quedaron esparcidos. Nos quedamos impresionados, pero a la vez aliviados.

Beneharo Linares Díaz 2ºA Una historia de piratas


Se pusieron en pie, listos para virar hacia la izquierda. Yo los seguí. Aquella voz fuerte, aguda y temblorosa había dejado de sonar.
Al cabo de un rato llegamos a una parte del bosque muy fría y oscura. Una espesa neblina no nos dejaba ver a más de tres metros. Parecía que se me estaban helando los huesos.
De repente, la canción volvió a sonar:
- "...Quince hombres sobre el baúl del muerto...
¡Yujujú, y una botella de ron!..."
- ¡Veis, os lo dije, es Flint!, ¡nos persigue!- gritó Merry de nuevo.
-¡Cállate!- contesto Silver enfadado.
-Jack y muchos otros gritaban:
- ¡Merry tiene razón!, es Flint y viene a por nosotros.
Los piratas estaban cada vez más asustados. Algunos lloriqueaban y se tapaban los oídos para no escuchar aquel cántico, otros daban gritos retrocediendo a la vez que sacaban sus cuchillos. El miedo se apoderaba de ellos.
En medio de la oscuridad apreció el temible Flint. Era enorme, su rostro era oscuro y pura rabia. Se acercaba lentamente cojeando y arrastrando su pata de palo. Vestía unas ropas sucias y rotas. En la mano llevaba una botella de ron, y en la otra empuñaba su puñal.
Silver pregunto enérgicamente.
- ¿ Qué quieres, viejo borracho?
Tras unos segundos de incómodo silencio Flin soltó varias carcajadas que hicieron vibrar todo el bosque.
Algunos piratas ya se habían marchado corriendo presas del miedo y pude escuchar sus gritos.
-Tú sabes lo que yo quiero, ¡quiero lo que es mío!, ¡lo que me habéis robado!