De repente se oían pasos detrás de nosotros, estuvimos atentos por si ocurría algo malo. De repente, vimos unas sombras moverse por los árboles; no era una persona, sino varias personas. Las reacciones de mis compañeros eran bastantes sorprendentes, unos se tiraron al suelo, otros empezaron a llorar disimuladamente y otros se agarraban a los árboles que más cerca les pillaban.
De pronto, la canción volvió a resonar entre los árboles, haciendo así que mis compañeros se asustaran más.
-"Quince hombres sobre el baúl del muerto... ¡Yujujú, y una botella de ron!"
La canción sonaba cada vez más fuerte, y yo cada vez me asustaba más, pero no igual que mis compañeros. Fue entonces cuando ecordé un consejo que me había hecho mi capitán:
-"Cuando te enfrentes a lo que más miedo te da, ya no le tendrás miedo a nada" - me dijo mi capitán.
Entonces me acerqué adonde más sonaban las voces y entonces vi aquellas sombras. Entonces dije:
-¡No os tengo miedo! ¡Salid cobardes!
Pero la canción sonaba más fuerte y las sombras se movían cada vez más rápido. Entonces fue cuando me metí entre las sombras y dos personas se chocaron conmigo. Bueno, no eran exactamente personas, eran... esqueletos.
Fue entonces cuando mis compañeros se alarmaron y nos separamos por toda la isla. Nunca los volví a encontrar.
1 comentario:
Nota: 5
Publicar un comentario