Desde mi balcón, rompe la mañana,
la voz del mar vigorosa y sonora
retumba en mis oídos
como una furia pacífica.
La noche, no queriendo morir;
con destellos de oro, el Sol,
como despertando de un profundo sueño,
se alza lentamente
entre el oscuro mar.
Mi alma lastimada,
mi pecho dolorido,
mi cuerpo hecho pedazos,
contemplan a la sosegada luna desaparecer.
la voz del mar vigorosa y sonora
retumba en mis oídos
como una furia pacífica.
La noche, no queriendo morir;
con destellos de oro, el Sol,
como despertando de un profundo sueño,
se alza lentamente
entre el oscuro mar.
Mi alma lastimada,
mi pecho dolorido,
mi cuerpo hecho pedazos,
contemplan a la sosegada luna desaparecer.
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Nota 9
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