sábado, 6 de noviembre de 2010

Ciro Ramos Díaz 2º C Me gustan los baifos

   Un día un niño llamado Rubén, que vivía en un pequeño pueblo de Fuerteventura llamado Tuineje, estaba caminando con el abuelo por una montaña de la zona y escucharon el balido de una cabra. Fueron a buscarla y cuando la encontraron resultó que era un pequeño baifo y el niño que nunca había visto uno dijo: ¡es una cabra con enanismo! Jajaja saltó el abuelo, no Rubén no es una cabra con enanismo es un baifo.
   El abuelo que llevaba comida en la mochila, en concreto arvejas, le dio de comer al baifo y lo dejo abollado. De vuelta a su casa Rubén le dio una patada a un berolo y sin querer le dio a la pierna del abuelo y este se cabreó y le dijo: ¡chacho no seas babieca no le des patadas a los toniques que le puedes dar a alguien como a mí! Rubén al día siguiente le pidió salir a la montaña otra vez al abuelo, pero como estaba muy ocupado con el baifo le dijo que no, que al día siguiente quizás. Durante muchos días el abuelo no paró de darle comida al baifo para que creciera bien y un día Rubén le dijo: ¡chacho, abuelo lo estás poniendo como una bosta! Rubén estaba empezando a odiar a ese baifo porque el abuelo ya no quería hacer nada con el… Todos los días Rubén iba a un árbol y se sentaba a pensar bajo un gajo que le daba sombra una forma de deshacerse de esa cabra con enanismo, hasta que un día pensó coger al baifo y dejarlo libre por la montaña. Cuando estaban en la colina Rubén lo dejo libre pero no se quiso ir, hasta que el baifo esquivó una patada y Rubén se cayó por la colina. Por suerte se pudo agarrar al borde a tiempo, pero no podía aguantar mucho tiempo agarrado. El baifo, que con el tiempo, y ya que el abuelo no paraba de darle de comer, se había hecho fuerte, cogió a Rubén por la manga de la camisa y lo subió. Rubén abrazo al baifo llorando de miedo y dijo: en definitiva me gustan los baifos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nota: 6