jueves, 12 de abril de 2012

Rubén Pablo Jorge Díaz 2ºA En busca del tesoro

Cuando se repartieron el dinero, mi tío, como era muy testarudo, fue cuanto antes a Inglaterra y se gastó todo su dinero. No dejó ni un duro en su bolsillo, pero tenía una gran cantidad de cosas inimaginable. Era increíble ver a mi tío con tantas cosas. Mi tío quería más dinero para comprar más cosas, y se fue de viaje a seguir buscando más dinero. Primero buscó en un naufragio, pero no encontró nada; luego buscó en una gran isla cavando por todos lados, pero tampoco encontró nada. Mi tío estaba cansado y decidió quedarse a dormir en esa isla gigantesca. A la mañana siguiente se encontró a una persona tirada en el suelo y con un mapa en la mano, despertó a la persona y le preguntó qué era eso que llevaba en la mano. La persona le respondió que era un mapa de un tesoro antiguo y que en aquella isla había un tesoro. La persona, que era otro yanqui, y mi tío hicieron un trato para repartirse el botín si se ayudaban mutuamente a buscar el tesoro. Pasaron los días y no habían encontrado nada. Mi tío estaba frustrado por solo encontrar tierra y basura. Entonces, al cabo de una semana más tarde, por fin encontraron el tesoro. Estaba repleto de monedas de oro, monedas de plata y joyas preciosas. El tesoro era mucho mayor que el anterior. Se repartieron el botín y regresaron a sus casas. Mi tío estaba pensando en qué gastarse ese dinero, pero decidió repartir el dinero con la familia y comprar algunas que otras joyas. Pasaron los años y mi tío se murió, y para recordarle para siempre decidieron enterrarlo en el enorme jardín junto al níspero, para no olvidarse de él nunca. Toda mi familia echa de menos a mi tío, incluido yo. Tenemos una fortuna muy grande que nos dará para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos y mucho más aún. La fortuna durará siglos y siglos.

1 comentario:

Damián H. Estévez dijo...

Nota 7. Tuve que corregir algunos errores de ortografía y de signos de puntuación.