martes, 15 de noviembre de 2011

Beneharo Linares Díaz 1ºA Viaje a Gran Canaria


Texto formal

   El segundo día nos levantamos a las ocho de la mañana para ducharnos y empezar a desayunar a las nueve. A las diez íbamos a hacer una caminata hacia el Roque Nublo. Salimos caminando desde el campamento y nos esperaba aproximadamente una hora y media de camino.
   Esa mañana llovía y había niebla, todos juntos avanzábamos en el sendero a paso ligero y hablando entre nosotros. Varios guías nos acompañaban contándonos lo que íbamos viendo a nuestro alrededor.
   En el camino pudimos ver muchas especies de plantas autóctonas, una presa en la que había patos y muchas más especies animales típicas del ecosistema pinar como el pinzón azul, el pájaro carpintero, lisas, etc.
   También nos cruzamos con muchas personas que bajaban de hacer caminatas por esas montañas.
   Al llegar arriba pudimos observar el gran monumento de Gran Canaria, el Roque Nublo. Nos hicimos varias fotos en grupo y partimos de vuelta al campamento.


Texto literario

   El miércoles, todos muy nerviosos e ilusionados  cogimos el barco hacia el Puerto de Agaete, Gran Canaria. El trayecto duró una hora y media, fue muy duro ya que había oleaje y el barco se movía como si fuera un diminuto barquito de juguete en la inmensidad del mar. Al llegar al Puerto de Agaete todos pudimos apreciar lo bonito que era ese lugar. Tras horas de trayecto en guagua y paradas en plazas fuimos a visitar la Cueva Pintada de Gáldar.  Al llegar al museo vimos varios videos de representaciones antiguas de los guanches y más tarde los restos que se han encontrado de las antiguas cabañas de los guanches, representaciones de las cabañas y por último y más importante entramos en la Cueva de Gáldar.
    Realmente impresionado con las pinturas de la cueva, me quedé.
Al salir del museo volvimos a subir a la guagua y partimos hacia el campamento.
   Cuando llegamos todos muy emocionados nos reunimos en un circulo llamado Tagoror, nos repartieron en las diferente cabañas. Todos acudimos como linces veloces a ellas para instalarnos.
   La noche fue cayendo y comenzamos nuestro paseo nocturno. Tras varios minutos caminando llegamos a un lugar desde donde podíamos observar muchísimos luceros en el cielo. La luna era un pulido diamante que brillaba. Estaba llena, era enorme, casi podíamos tocarla y si la mirábamos de frente, su luz nos deslumbraba. También pudimos observar varios pueblos. El monitor explicó muchas cosas y al finalizar regresamos al campamento.
   Al terminar de cenar nos fuimos a las cabañas. Muy contentos  y alborotados de la emoción empezamos a compartir ideas sobre el día que habíamos pasado. Poco a poco fuimos cayendo uno a uno en los brazos de Morfeo.
   El segundo día entre lluvia y niebla hicimos una pateada desde el campamento hasta el Roque Nublo. Por el camino tuvimos la suerte de observar animales autóctonos del lugar. Un hermoso pinzón vestido con su elegante chaleco azul, nos dedicó un bello canto.
   El sendero fue muy duro pero valió la pena porque  al final vimos el monumento de Gran Canaria. Todos llegamos muy cansados pero en ese momento no importaba lo cansados que estuviéramos porque lo importante era que habíamos llegado a la cima. Sacamos muchísimas fotos divertidas y nos reímos mucho. Volvimos directos al campamento y allí almorzamos todos juntos.
   Esa noche hicimos unos talleres muy divertidos en los que nos relacionamos entre nosotros. En un pabellón disfrutamos como niños de preescolar de los juegos que nos propusieron los monitores.
   A la mañana siguiente preparamos las maletas, desayunamos y partimos en guagua hacia el Puerto de Agaete para coger el barco de vuelta a Tenerife. Tras varias horas de trayecto llegamos al puerto y allí almorzamos a la espera del barco
   El mar estaba furioso, las olas saltaban como delfines por encima del rompeolas y un poco nerviosos nos sentamos en nuestros asientos.
   Durante el trayecto muchos de los compañeros se marearon e incluso vomitaron por culpa del fuerte oleaje del mar, estábamos subidos en una noria que daba vueltas y vueltas sin parar.  
   Cuando llegamos al Puerto de Santa Cruz de Tenerife muchos bajaron del barco dando bandazos como Capitán Jack Sparrow, la aventura en aquel barco pirata hizo que muchas chicas lloraran. Yo no lo pasé mal, no me mareé pero todos compartíamos algo, la ilusión de llegar al instituto de Tegueste y ver a nuestras familias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nota 9