domingo, 25 de septiembre de 2011

Si yo fuera rico...


Si yo fuera rico…
Todo el día.
Si yo fuera un ricachón,
Nada de trabajo,
todo el día.

Si yo fuera rico.

Holgazán, holgazanillo.
Construiría una gran casa
con muchas habitaciones en medio del pueblo.
Un magnífico tejado de zinc y buenos suelos de madera.
Unas grandes escaleras de subida,
y otras aún más grandes de bajada.
Y otras que no fueran a ningún lado,
sólo para presumir.
Llenaría mi patio de polluelos y pavos y gansos y patos
para que los vea y los oiga todo el pueblo.
Graznando todo como puedan.
Y todos sonarán al oído como una trompeta
como diciendo,
aquí vive un hombre rico.

Si yo fuera rico

Vería a mi esposa,
como la mujer de un rico,
con una buena papada.
Supervisando comidas maravillosas.
Me la imagino aristocrática
y pavoneándose como un pavo real.

Los hombres más importantes vendrán a adularme.
Me pedirán consejo. Y no importará si mis respuestas fuesen ciertas o falsas.
Cuando eres rico se creen que lo sabes todo.

Si yo fuera un hombre adinerado.
No me mataría a trabajar 

Si yo fuera presidente...


Si yo fuera presidente
de un país y un continente
oigan mi primer decreto
todo chavo pasajero entra o no entra
pero viaja sin pagar boleto.

Y se prohíben las guerras
tanto grandes como chicas
en el mar o en la tierra
los problemas de países
se arreglarían felices
en un juego de canicas.

¡Ah! qué bonito sería
para todita la gente,
si yo fuera presidente
aunque fuera medio día.

Si yo fuera presidente
abriría de repente
todas las jaulas del mundo
para que alegren el cielo
muchos pájaros en vuelo con sus cantos
todos juntos.

Lanzaría un papelote
con un letrero así grandote
y esta frase así decreta:
quien haga llorar a un niño
y quien no le dé cariño
que se vaya a otro planeta.

¡Ah! qué bonito sería
para todita la gente,
si yo fuera presidente
aunque fuera medio día.

martes, 6 de septiembre de 2011

Narrador testigo / Narrador omnisciente. Elisa Amador 2ºD

El yanqui y mi tío se repartieron el dinero, y a cada uno le tocó más de cien mil duros; pero mi tío, que era terco, volvió al lugar del naufragio, y entonces ya debió de encontrar el tesoro, porque llegó a Inglaterra con una fortuna colosal. PIO BAROJA: La busca


El yanqui y mi tío se repartieron el dinero con un gran sonrisa en sus caras, era normal, les tocó más de cien mil duros a cada uno. Pero mi tío, que era muy terco, y que siempre pensaba en ganar más, y ponerse sus propias metas, volvió al lugar del naufragio, y entonces, ya debió encontrar el tesoro, porque llegó a Inglaterra con una fortuna colosal. Cuando llegó, se sintió orgulloso de sí mismo, y aún yo me siento orgulloso de él.