sábado, 6 de noviembre de 2010

Claudia González Luis 2ª ESO D Me gustan los baifos

   Érase una vez una niña llamada Sindy, ella era una niña alta, rubia y de pelo rizado. Vivía en un pequeño pueblo llamado Villafuente, allí ella y su padre tenían una granja con un fleje de huertas donde sembrar papas, trigo, millo, etc.
   Al ir al colecio cogió la guagua. Era su primer día de clase y no cabía la menor duda de que por sus pintas se iban a reir de ella; llevaba unos pantalones cortos rotos por las orillas, una camiseta de asillas marrón que le quedaba larga y unos zapatos negros con unos calcetines blancos subidos hasta las canillas y llevaba pedazos de heno entre los dientes. No hizo más que entrar a la guagua y las carcajadas empezaron desde atrás de la guagua, durante todo el trayecto se pasaban tirándole bolas de papel a la cabeza, entre alguna que otra carcajada se podía oir pequeñas voces a lo lejos, que decían totufa, zoqueta, machanga, etc.
   Cuándo por fin llegaron al colegio Sindy entró corriendo, para no tener que seguir oyendo a sus compañeros. Al entrar a la clase se sentaron todos y escucharon al profesor decir que Sindy al ser la nueva tendría que preparar una fiesta en su casa. Sindy estaba nerviosa, no sabía que decir así que lo único que pudo hacer es decir que sí, de repente volvieron las carcajadas y el profesor le preguntó dónde vivía, Sindy respondió rápidamente
   -Vi...Vi... Vivo en la calle Pialna nº6.
   Las carcajadas pararon en seco y el profesor de nuevo le preguntó boquiabierto 
   -¿Tu eres Sindy Palmich la niña extravagante que asesinaron hace 10 años y que se dice de ella que su alma vaga por Villafuente imitando el sonido de un baifo?.
   La niña desapareció de la nada y lo único que se oyó en la habitación fue su voz a lo lejos que decía 
   -¿Qué le vamos a hacer?, me gustan los baifos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nota: 5