martes, 18 de octubre de 2011

Muriel Sarda 2 A Descripción literaria de un lugar



Cierro los ojos y puedo ver con claridad el color húmedo y verde del río del pueblo. Caminando junto a su recorrido, el silencio se interrumpe por el cantarín rebote del agua sobre las piedras que sobresalen, cayendo como pequeñas cascadas sobre un lecho de musgo, los peces tan diminutos se esconden de las burbujas del agua. Los árboles que nos acompañan cubren el cielo como un túnel frondoso que deja pasar de vez en cuando los rayos de sol entre sus hojas. El viejo caballo Orland me ha reconocido, viene despacio hacia la valla que lo separa del camino, lento me mira, y con alegría le acerco mi mano escondiendo un trozo de zanahoria. Cada año regreso al río del pueblo, y lo espero con esperanza de que aún esté vivo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nota 8