miércoles, 26 de enero de 2011

Eduardo González Padrón 2ºD La isla del tesoro

Todos se quedaron mirándole atemorizados, sin moverse, intentando que alguien rompiese ese silencio que tanto les abrumaba.
Pero no fue la voz de uno de aquellos piratas lo que sonó en sus oídos. Un estallido irrumpió en el bosque, a la vez que una
bengala teñía las nubes de rojo. Vimos como de detrás de la espesura de los árboles aparecía un hombre herido y horrorizado.
 Reconocimos entonces a Flint, pero la expresión de su rostro no calmó nuestro miedo.

- Vienen a por el tesoro... yo... corred...
No tardamos en reaccionar cuando su cuerpo cayó yerto sobre el gélido suelo.
- ¡No hay tiempo que perder! -logré decir con voz trémula- Debemos dirigirnos hacia El Fuerte del Oro, ya pensaremos algo allí.
Todos asintieron con la cabeza mientras cogían lo que podían y se adentraban en el bosque rumbo al refugio, dejando atrás a los invasores. Les había tendido una trampa. Habían confiado en él, y él los había llevado como corderos al matadero, pero no pensó que él era uno de ellos... y se llevó la peor parte. Al fin, distinguimos aquella reducida fortificación, en la que tendríamos que pensar un buen plan y en la que se nos planteaba otro problema: la supervivencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nota 10