miércoles, 26 de enero de 2011

Daniel Rodríguez Suárez 2ºC La isla del tesoro

Al poco de oír la voz se oyó el zumbido de unas flechas que se clavaron en los árboles que rodeaban a dichos piratas, de repente allí apareció él, Flint, con los piratas que se habían unido a él bien porque tenían miedo o bien porque no les gustaba el antiguo capitán que tenían. Entonces empezó una batalla épica que siempre fue recordada por aquellos tiempos: los piratas de Flint y los piratas de Silver empezaron a luchar a muerte por el tesoro que estaba en aquella isla.

Flint sacó su espada y su garfio y mató a todo hombre que pilló por delante, la sangre corría por el suelo de aquel bosque como las aguas de un río caudaloso. Silver y Flint se enfrentaron espada con espada, frente contra frente, en una batalla sangrienta y duradera, mientras tanto los buitres empezaron a circular por encima de tan macabro escenario como si supieran que faltaba poco para darse un gran banquete, aquello daba mucho miedo hasta que lo vi como un rayo de luz que atraviesa una habitación oscura.

Allí estaba, el tesoro en aquella cueva escondido debajo de aquel montículo de tierra. No sabía qué hacer con él hasta que descubrí que con el lío de la batalla todos los barcos estaban vacíos ya que los piratas estaban luchando fuera de ellos, entonces yo aproveché el tumulto para marcharme de allí. Todavía se oían los gritos de agonía de los piratas y a Silver diciéndole a Flint:

-¡Vas a morir bellaco!¡ Has tenido suerte y por eso has resucitado!
Y se oía a Flint:
-¡Jaja! ¿Eso te crees tú, no será que no he muerto, listo?
-¿Cómo, si yo mismo te maté?
-¡Afila tu espada amigo y aprende a matar jajaja!

Cuando entré en el barco cogí el timón y salí de allí lo más rápido que pude. Cuando ya estaba zarpando, todavía se oían los piratas, hasta que uno de ellos gritó :

-¡Hey!¡se llevan el barco, nos vamos a quedar atrapados aquí!¡¡¡vamos a morir!!!

Poco después el volcán del centro de la isla entró en erupción matando a todo el mundo y cuando creí que no lo iba a contar ya que las cenizas y los gases me asfixiaban, el viento empezó a soplar muy fuerte empujando el barco hacia mar adentro.

Cuando llegué a mi casa con el tesoro hice una cosa que no me creeréis ¡lo doné al museo de la piratería! Hoy en día 60 años después de aquello puedo estar tranquilo conmigo mismo ya que he vivido decentemente con el dinero que me dieron por donar el tesoro pero…

Con lo que más que he sacado "provecho" es con el dinero que conseguí al escribir esta historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nota 8