sábado, 6 de noviembre de 2010

Sara María Luis Reyes. Me gustan los baifos. 2ºA

   Era un sábado por la mañana, me junto con la peña para hacer una acampada en la mesa de Tejina. Cuando subíamos por la carretera hacía tanto calor que el piche se pegó en nuestros tenis. Empezábamos a subir la montaña, vimos un cabrero con su rebaño, y las cuevas donde las cabras se quedaban por la noche.
   Descansamos en la sombra de un árbol que tenía unos frutos amarillos y rojos aterciopelados. Discutíamos sobre su nombre, unos decían que eran nísperos, otros decían que eran melocotones, y fui yo la que afirmó que eran damascos. Cogimos unos pocos y los metimos en las maletas para la merienda. Cogí tantos que me quedé cambada del peso de la maleta.
   Mientras caminábamos alguien gritó, era unos de mis compañeros, ¡se metió un trompada! Veíamos a un grupo de gente que venía y los llamamos para ver si tenían unas tiritas, pero eran chonis y no entendían nada.
   Llegamos a un punto del camino que no podíamos seguir por las malas hierbas y zarzas que habían crecido.
   Había un baifo al otro lado de las malas hierbas y detrás de nosotros había una cabra buscando a su cría. Dejamos que la cabra pasara delante y poco a poco fue abriendo el camino para ver a su cría. Ellos se reencontraron y nosotros seguimos nuestro camino. Por eso me gustan los baifos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nota: 7