domingo, 17 de octubre de 2010

Laura Santana Pérez. Mi pueblo. 2ºC


   El valle de Tegueste y los territorios que hoy forman parte del municipio constituían a finales del siglo XV, antes de la conquista castellana, uno de los nueve Menceyatos en que estaba organizado el gobierno de Tenerife por parte de la población aborigen, los guanches. El Pueblo guanche ya llamaba Tegueste a esta zona. El nombre de Tegueste revela su origen, aunque aún su significado es desconocido. Se sabe que el origen de los aborígenes de Tenerife es bereber, sin embargo, identificar los datos sobre la procedencia exacta, la forma y los motivos de su traslado e instalación en la isla todavía es un reto para los investigadores. Los guanches vivían de la cultura neolítica, dedicándose a la ganadería y a la recolección de frutos para garantizar su supervivencia. Los arqueólogos demuestran la importancia que tuvo este menceyato como núcleo de población. En el barranco Agua de Dios se localizó una necrópolis, cuevas empleadas como habitación y diversos utensilios.

La Cultura:
 La intensidad con la que se celebra la Romería de San Marcos Evangelista, la conservación de la Danza de las Flores, la conservación de la representacion de la Librea y el papel de reconocidos teguesteros en la recuperación del deporte de la lucha canaria, entre otras costumbres, otorgan a Tegueste el justo reconocimiento como uno de los municipios tinerfeños más destacados en la recuperación de las tradiciones más ancestrales, constitutivas de la identidad colectiva de Canarias. Éstas prácticas son las mejores aportaciones del municipio a la cultura de Tenerife. Las carreteras decoradas con motivos representativos de los hábitos y costumbres de la vida rural, en la actualidad, constituyen un fresco artesanal renovado cada año, en el que anónimos habitantes del municipio, organizados en diversas agrupaciones recuerdan a los suyos y a los visitantes las peripencias de la dura existencia de los campesinos y la dignidad de su forma de vida y el valor de la cultura agrícola.
 Hay que mencionar la particularidad de las carretas representativas de los barcos cuya ausencia se convirtió en garantía de la vida en Tegueste: por mantenerlo lejos de la piratería y de las plagas que llegaban a través del mar.
 La Danza de las Flores y la representación de la Librea son vestigios conservados de la vida en Tegueste durante las primeras décadas de los años de asentamiento de los colonizadores castellanos.

  Tegueste es un pueblo bonito, para mi gusto. No es ni muy grande ni muy chico, ni muy caliente ni muy frío.  Es el tipo de pueblo tranquilo, con alguna que otra noticia excitante de vez en cuando. Me causan mucha impresión algunos puntos  del mapa de Tegueste, como la plaza o el ayuntamiento. Son dos edificios que, según me han contado, están construidos sobre el antiguo cementerio del pueblo. Yo no sé si eso es verdad, pero me gusta pensar que sí lo es. También, los callejones escondidos hacen que me sienta perdida, y esa sensación de exploración me encanta. Me encanta cuando voy por la carretera general, caminando sin tener nada que hacer, pululando por el pueblo sin rumbo fijo, y de repente me encuentro con un lugar que no conozco, entonces me meto a descubrir las maravillas escondidas de una calle que acaba en tres o cuatro casas súper antiguas. Los arreglos para hacer el pueblo más moderno que está haciendo el ayuntamiento no me gustan, porque, para mí, lo encantador de Tegueste son sus cosas viejas, lo que hacen al lugar un sitio para recordar, imaginar y sentir la belleza de lo antiguo. Estamos perdiendo todo eso gracias a las nuevas casas, las restauraciones innecesarias de los edificios y el tsunami moderno que nos está cayendo encima. En realidad, las cosas modernas están muy bien, pero también necesitamos los lugares que guardan historias de acontecimientos o generaciones pasadas. En mi opinión, Tegueste está muy bien como está.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nota: 7