qué comprarse ya que le sobraba el dinero, o eso pensaba él. Al día siguiente decidió ir a comprarse un barco, un barco grande, muy grande porque a él le encantaban los barcos de vela y de pequeño siempre le
había hecho mucha ilusión tener uno. Cuando llegó al muelle para comprarlo y tuvo que pagar, el marinero se quedó mirándole mal, mi tío no sabía el porqué de esa mirada y le dijo:
-Disculpe señor, ¿Pasa algo?
El marinero le dijo:
-Si señor, ¡Pasa que usted me quería timar!
Mi tío no salía del asombro. Este se disculpó y decidió volver a casa. Una vez allí se puso a pensar y vio que el yanqui le había timado así que decidió que tenía que hacer algo, que las cosas no se podían quedar así. Así que decidió ir a por él y coger lo que le pertenecía. Mi tío se puso a buscarle como loco, pero no le veía, hasta que de repente oyó una voz igualita a la del yanqui, se viró y lo vio hablando con un marinero. Mi tío gritó:
-¡Yanqui, dame lo que me pertenece!
Y caminó hasta él. El Yanqui le dijo que no sabía de qué le hablaba. Tras una larga discusión dijo:
-Está bien, te lo daré.
El Yanqui se fue y mi tío se quedó con su parte del dinero. Al final mi tío se compró el barco de vela y todas las tardes se iba a navegar un rato para disfrutar de lo que tenía.
había hecho mucha ilusión tener uno. Cuando llegó al muelle para comprarlo y tuvo que pagar, el marinero se quedó mirándole mal, mi tío no sabía el porqué de esa mirada y le dijo:
-Disculpe señor, ¿Pasa algo?
El marinero le dijo:
-Si señor, ¡Pasa que usted me quería timar!
Mi tío no salía del asombro. Este se disculpó y decidió volver a casa. Una vez allí se puso a pensar y vio que el yanqui le había timado así que decidió que tenía que hacer algo, que las cosas no se podían quedar así. Así que decidió ir a por él y coger lo que le pertenecía. Mi tío se puso a buscarle como loco, pero no le veía, hasta que de repente oyó una voz igualita a la del yanqui, se viró y lo vio hablando con un marinero. Mi tío gritó:
-¡Yanqui, dame lo que me pertenece!
Y caminó hasta él. El Yanqui le dijo que no sabía de qué le hablaba. Tras una larga discusión dijo:
-Está bien, te lo daré.
El Yanqui se fue y mi tío se quedó con su parte del dinero. Al final mi tío se compró el barco de vela y todas las tardes se iba a navegar un rato para disfrutar de lo que tenía.
1 comentario:
Nota: 7. Tuve que corregir algunas faltas de acentuación y la escritura del diálogo.
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